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Monday, January 19, 2015

Apoyamos la nueva política hacia Cuba" carta al Presidente Barack Obama

Enero 19, 2015

Honorable Barack Obama

La Casa Blanca, Washington, DC 20500

Carta Pública al presidente Obama:

“Apoyamos la nueva política hacia Cuba”

Estimado Señor Presidente,

Le escribimos con el fin de expresar nuestra palabra de elogio por las acciones históricas que usted está tomando para actualizar la política norteamericana hacia Cuba y sus ciudadanos. Nuestra nueva postura de participación activa impulsará nuestros intereses nacionales, así como nuestros valores, al potenciar la capacidad del pueblo cubano de trabajar por un país más democrático y próspero, condiciones que coinciden en gran medida con los intereses de los Estados Unidos. Muchos de los firmantes de esta carta le escribimos a usted el pasado año, precisamente pidiendo por este tipo de cambios. Valoramos que usted no sólo reconoció que era el momento de actuar, sino el que lo hiciera con total firmeza.

Tanto la primera comunicación como la presente son ejemplos del amplio apoyo que estos cambios tienen en todo el espectro político. Podemos discrepar en muchos asuntos, pero hemos encontrado un terreno común por una razón muy sencilla: nuestro enfoque durante 54 años, que buscaba promover los derechos humanos y la democracia en Cuba, ha fracasado.

También ha quedado claro que las reformas anunciadas por su administración en 2009 han ayudado a construir los fundamentos para un cambio positivo, al ayudar a los Cubano-Americanos a reunirse con sus familiares en la isla, así como ofrecerles una mejor asistencia y apoyo. El libre flujo de información, unas mejores comunicaciones, la expansión de las remesas y del comercio, además del respaldo a la sociedad civil, han asimismo ayudado al pueblo cubano a obtener un mayor control sobre sus vidas. El acceso a Internet y a las herramientas de la comunicación moderna son en la actualidad derechos básicos, ya que son esenciales para la libertad socioeconómica y una creciente movilidad.

Por ello, nos alienta su declaración de que el Gobierno de los Estados Unidos continuará exigiéndole al Gobierno de La Habana el respeto de los derechos humanos del pueblo cubano. Aplaudimos las garantías ofrecidas por usted de que un Relator Especial de las Naciones Unidas para la Tortura, así como la Cruz Roja Internacional, viajarán a la isla. Su firme apoyo para que se facilite la vinculación pueblo-a-pueblo sostiene la creencia perdurable de que los ciudadanos norteamericanos son los mejores embajadores de nuestros valores. Esperamos que los futuros esfuerzos de su Administración sean acompañados de la rápida adopción de regulaciones coherentes y racionales que satisfagan su intención; nosotros le daremos seguimiento a tales desarrollos.

Lograr el retorno de Alan Gross a su hogar, a sus seres queridos, ha sido un testamento indiscutible de una acción diplomática basada en principios. Esa misma creatividad frente a desafíos aparentemente insalvables debe ser usada en materia de derechos humanos, donde la experiencia reciente nos muestra la importancia de enfoques transparentes y centrados en principios.

La Cumbre de las Américas presenta una oportunidad para ello. Los Estados Unidos de América nunca deben desentenderse de la defensa y promoción de nuestros valores, y su decisión de asistir al encuentro en Panamá es la correcta. Después de décadas en las cuales la democracia y el Estado de derecho se han fortalecido por todo el hemisferio, los Estados Unidos deben continuar guiando y retando a nuestros socios, con el fin de asegurar que la región sea un punto de referencia para los derechos humanos en el mundo.

Señor Presidente, también queremos instarle a colaborar con el Congreso para una puesta al día del marco legislativo relacionado con Cuba, para que el mismo, también, refleje las realidades del siglo XXI.

Mientras tanto, esperamos con interés el progreso constante de la mejora de las relaciones de cooperación Estados Unidos-Cuba en asuntos de interés nacional, y estamos dispuestos a apoyar esta nueva política de diálogo constructivo y de acercamiento hacia el pueblo de Cuba.

Respetuosamente,

 

John Adams, Brigadier General, U.S. Army (Retired); former Deputy U.S. Military Representative to NATO; former Assistant Deputy Chief of Staff for Intelligence, U.S. Army

Gustavo Arnavat, former U.S. Executive Director at the Inter-American Development Bank

Joe Arriola, former Manager, City of Miami, Florida

Ricky Arriola, CEO, Inktel


Bruce Babbitt, former Governor of Arizona; former U.S. Secretary of the Interior

Harriet Babbitt, former U.S. Ambassador to the Organization of American States

Samuel R. Berger, Chair, Albright Stonebridge Group, National Security Advisor (1997-2000)

Tomas Bilbao, Executive Director, Cuba Study Group

Carol Browner, former EPA Administrator; former Director of White House Office of Climate Change and Energy Policy

Paul L. Cejas, former U.S. Ambassador and Chairman, PLC Investments, Inc.

Gustavo Cisneros, Chairman, Cisneros Group of Companies

Jon Cowan, President, Third Way

Chet Culver, former Governor of Iowa

Jeffrey Davidow, former U.S. Assistant Secretary of State for the Western Hemisphere

Howard Dean, former Governor of Vermont

Larry Diamond, Director, Center on Democracy, Development and the Rule of Law, Stanford University

Tom Downey, former U.S. Congressman

Anita Dunn, Managing Director, SKDKnickerbocker Communications

Andres Fanjul, Fanjul Group

Alfonso Fanjul, Fanjul Group

Christopher Findlater

Richard Feinberg, former Latin American Advisor to the White House; Professor, University of California, San Diego

Mike Fernandez, Chairman, MBF Healthcare Partners

The Right Reverend Leo Frade, Episcopal Bishop of Southeast Florida

Pedro A. Freyre, Partner, Akerman LLP

Francis Fukuyama, Olivier Nomellini Senior Fellow, Freeman Spogli Institute for International Studies, Stanford University

Joe Garcia, former U.S. Congressman; former Executive Director, Cuban-American National Foundation

Maria Garcia Berry, CEO, CRL Associates, Inc.

Tim Gill, Founder and Chairman, Gill Foundation

Dan Glickman, former U.S. Secretary of Agriculture; former U.S. Congressman

Felice Gorordo, CEO, Clear Path

Lee Hamilton, former U.S. House Chairman of the Committee on Foreign Affairs and the Permanent Select Committee on Intelligence

David Hernandez, Co-Founder and CEO, Liberty Power

Ricardo Herrero, Executive Director, #CubaNow

Vicki Huddleston, former U.S. Ambassador and Chief of the U.S. Interests Section, Havana

Peter J. Johnson, Associate to David Rockefeller

James R. Jones, Chairman, ManattJones Global Strategies

Wendy W. Luers, President, The Foundation for a Civil Society

Thomas F. “Mack” McLarty III, Chairman, McLarty Associates

Sascha Meinrath, Founder, Open Technology Institute at New America

Eduardo Mestre, Senior Advisor at Evercore; Board member of Avis Budget and Comcast Corporation

Scott Miller, Board Member, Gill Foundation

Luis Miranda, former White House Director of Hispanic Media; Managing Director, MDC Strategies

Marcelino Miyares, President, MM Communications Inc.

Frank Mora, Director of the Latin American and Caribbean Center, Florida International University

Moisés Naím, Distinguished Fellow, Carnegie Endowment for International Peace

Michael Parmly, former Chief of the U.S. Interests Section, Havana

Ralph Patino, Civil Trial Attorney; Futuro Fund Board Member

Ted Piccone, Senior Fellow, Brookings Institution

Thomas Pickering, former U.S. Under Secretary of State for Political Affairs

Bill Reinsch, President, National Foreign Trade Council

Cecile Richards

Bill Richardson, former U.S. Ambassador to the United Nations; former Governor of New Mexico

Bill Ritter, former Governor of Colorado

David Rockefeller, Honorary Chairman, Americas Society/Council of the Americas

Hillary Rosen, Managing Director, SKDKnickerbocker Communications

Christopher Sabatini, former Editor-in- Chief, Americas Quarterly; Adjunct Professor, Columbia University’s School of International and Public Affairs

Carlos Saladrigas, Chairman of Regis HR Group and Concordia Behavioral Health; Chairman of the Cuba Study Group; member of the board of Duke Energy Corporation and Advance Auto Parts, Inc.

Ken Salazar, former U.S. Secretary of the Interior; former U.S. Senator; former Colorado Attorney General

Frank Sanchez, former U.S. Under Secretary of Commerce

George P. Shultz, Fellow, Hoover Institution; former U.S. Secretary of State, Treasury and Labor; former Director, Office of Budget & Management; former CEO, Bechtel

Susan Segal, President and CEO, Americas Society/Council of the Americas

Hilda L. Solis, former U.S. Secretary of Labor; former Congresswoman

Enrique Sosa, former President, Dow Chemical North America

Admiral James Stavridis, USN (Ret); Dean, The Fletcher School, Tufts University;
Supreme Allied Commander, NATO (2009-2013); Commander, U.S. Southern Command (2006-2009)

Sarah Stephens, Executive Director, Center for Democracy in the Americas

Alan Stoga, President, Zemi Communications, LLC; Vice Chairman, Americas Society/Council of the Americas

Ted Strickland, former Governor of Ohio

Neera Tanden, President, Center forAmerican Progress

Strobe Talbott, former U.S. Deputy Secretary of State

Ted Trimpa, Principal and CEO, Trimpa Group

Raul Valdes-Fauli, Partner, Fox Rothchild; former Mayor, City of Coral Gables, Florida

Arturo Valenzuela, former U.S. Assistant Secretary of State for Western Hemisphere Affairs; Professor of Government and International Affairs, Georgetown University

Melanne Verveer, former U.S. Ambassador for Global Women’s Issues

Bill Vidal, former Mayor of Denver, Colorado

Alexander Watson, former U.S. Assistant Secretary of State for Western Hemisphere Affairs

James Williams, Director of Public Policy, Trimpa Group; Board Member, Project on Middle East Democracy

Timothy Wirth, former U.S. Senator; Vice- Chair, The UN Foundation

Los firmantes de esta carta lo han hecho a título personal; no reflejan por ello las posiciones, pasadas o presentes, de sus compañías, organizaciones o universidades.

TRADUCCIÓN CASTELLANA: Marcos Villasmil

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TEXTO ORIGINAL EN INGLÉS:

 


Tuesday, December 23, 2014

Merry Christmas!!


Sunday, December 21, 2014

El pintoresco perfil psiquiátrico de Fidel que elaboró la CIA

La CIA elaboró en diciembre de 1961 un perfil psiquiátrico de Fidel Castro que, en buena medida, signó la conducta política de EE.UU. hacia Cuba y en especial, hacia el líder de la por entonces flamante Revolución Cubana. Hoy, cuando el diccionario de la Guerra Fría ha retornado al lenguaje común de la política internacional y se habla de “deshielo” en la relación entre EE.UU. y Cuba, el viejo informe psiquiátrico sobre Castro es un documento revelador y demostrativo de cómo encaraba el gobierno del presidente John F. Kennedy, el desafío de tener un estado comunista a escasas millas de la costa norteamericana.
¿Qué dice ese informe? Que Castro no está loco pero tiene una personalidad altamente neurótica e inestable, que lo hace vulnerable a ciertos tipos de presiones psicológicas; que tiene unas enormes ansias de poder y de ser reconocido y adulado por las masas, junto a una necesidad constante de rebelarse, de estar siempre enfrentado a un adversario, de derrocar a una autoridad existente; las críticas lo tornan inestable y hacen que pierda contacto con la realidad; que su egoísmo es, a la vez, su talón de Aquiles y que gran parte de su satisfacción y de refuerzo de su ego personal proviene de su relación con el argentino Ernesto “Che” Guevara y con su hermano Raúl Castro, hoy presidente. “Castro es intelectualmente dependiente y sumiso respecto del Che –dice– Su estabilidad emocional sufriría si Che no mantuviera una actitud firme y positiva hacia él. La ruptura de esta relación –sugieren los psicólogos de la CIA– probablemente derive en un Castro abatido y reduzca su efectividad”.

¿Impulsó la CIA una ruptura de las relaciones entre Fidel y el Che, más tentado por el comunismo chino que por el soviético, al que adhirieron los hermanos Castro? Por cierto, la CIA y los gobiernos de EE.UU., el de Kennedy y los que le siguieron, optaron por eludir pesados informes psiquiátricos e intentaron asesinar a Fidel con decenas de métodos, algunos extravagantes, con agentes secretos, cubanos en el exilio, mercenarios de toda laya o elementos de la mafia. Pero ¿cuánto hizo a las relaciones entre los dos países el informe que fue secreto y que hoy se exhibe, casi como una curiosidad, en la Biblioteca Presidencial y Museo John F. Kennedy de Boston?
Después de señalar los elementos neuróticos de la personalidad de Fidel, el informe, de tres carillas, apretadas en un interlineado de un espacio y fechado ocho meses después de la fracasada invasión a Bahía de Cochinos y diez meses antes de la Crisis de los Misiles que puso al mundo al borde de una guerra nuclear, señala que los “excepcionales elementos neuróticos de su personalidad son el hambre de poder y su necesidad de reconocimiento y adulación por las masas: es incapaz de obtener completa satisfacción de cualquier otra fuente”.
El estudio establece que cualquier tipo de crítica “lo vuelve inestable y proclive a perder contacto con la realidad” y sugiere: “Si Castro fuese atacado en forma consistente por aquellos a quienes pide su aprobación, el resultado sería probablemente un desorden de su personalidad, su ineficacia política e, incluso, una enfermedad emocional clínica, como la depresión”. “El egoísmo de Castro es su talón de Aquiles. Narcisista al extremo, en la victoria debe controlarlo todo, sin delegar autoridad. Cuando se enfrenta a la derrota, su primera preocupación es retirarse para reagrupar sus recursos”.
Después de analizar los vínculos de Castro con Raúl y con el Che, añade: “Castro parece ser un individuo pasivo que se defiende de sus miedos a esa pasividad con la exaltación de sus maneras agresivas y sádicas. Su hiperactividad, la anulación de la rutina, la falta de organización, su impulsividad, sus rabietas, sus tendencias masoquistas, incluso con un deseo hacia el martirio, parecen relacionadas al costado femenino-pasivo de su personalidad. Su necesidad compulsiva de estar “en la cima” y no ceder jamás el control o la autoridad, es otra indicación de sus miedos respecto a la pasividad”. En otro pasaje, el equipo psiquiátrico de la CIA de hace 53 años sugiere que “el desvelo de Castro por el cuidado médico y la alimentación de los más pobres, por brindar igualdad de oportunidades educativas a los no privilegiados, y su deseo de ser reconocido por ellos como un hermano benevolente y protector, indica un grado de conciencia muy herida. Sus castigos extremos a las violaciones y robos hablan también de cierto grado de culpa inconsciente que tal vez pueda ser usado en su contra”. Sin embargo señala que, “pese a depender de las masas para su sostén (…) no confía en ellas lo suficiente como para llamar a elecciones Su prioridad es mantenerse en el poder. Él probablemente destruiría a ambos, a sí mismo y al pueblo cubano, para preservar este estatus”.
El informe termina por destacar “la superior capacidad intelectual” de Castro, sus dotes como “líder revolucionario y agitador” y su “incapacidad para la organización y la administración. Además –dice– no puede confiar en nadie a quien delegar su autoridad"
Por Alberto Amato

Obama deja un Legado a los cubanos de todas las generaciones.

Aún fresca su victoria en la reelección de 2012, el presidente Barack Obama convocó a sus principales asesores y les pidió que “pensaran en grande” sobre una agenda para su segundo mandato, incluyendo allí las posibilidades de apertura de conversaciones con viejos enemigos de Estados Unidos, como Irán y Cuba. Dos años más tarde, después de una diplomacia secreta y minuciosa en pistas separadas, aunque sorprendentemente similares, los esfuerzos con Teherán y La Habana están en pleno apogeo.
Las negociaciones nucleares con Irán continúan y están lejos de ser un éxito garantizado. Pero el anuncio del miércoles pasado de que Estados Unidos y Cuba normalizan las relaciones tras más de 50 años de hostilidad, sugiere que uno de los últimos capítulos de la Guerra Fría puede estar cerrándose.
El acercamiento de Estados Unidos a Cuba comenzó con cautela en el año 2013, durante los primeros meses del segundo mandato de Obama. Se basaba en la idea de que ninguna mejora era posible a menos que el gobierno comunista de la isla liberara al contratista estadounidense Alan Gross, detenido y encarcelado en la isla por cargos de espionaje.
En la primera conversación después de que Obama nombrara a John Kerry como su nuevo secretario de Estado, los dos discutieron el encarcelamiento de Gross y la insatisfacción general con la política de Estados Unidos hacia La Habana. Kerry pidió rápidamente la ayuda del Vaticano, una de las pocas instituciones en el mundo respetadas ampliamente en los EE.UU. y en Cuba. El apoyo de la Iglesia Católica resultaría significativa.
Detrás de la escena, Obama comenzó a poner en movimiento las ruedas de su diplomacia secreta. Ninguno de sus funcionarios estaba autorizado a hablar. Exigió reserva absoluta.
Entre marzo y abril de 2013 el mandatario autorizó a dos de sus principales colaboradores a sentarse con los representantes del gobierno de Cuba para iniciar conversaciones exploratorias. Este esfuerzo coincide con otro de la misma dimensión, y también secreto: el diálogo entre funcionarios estadounidenses e iraníes en Oriente Medio sobre el programa nuclear del país persa.
Mientras las negociaciones con Irán se realizaban en Muscat (Omán) y en Ginebra (Suiza), las charlas con Cuba tenían lugar en las ciudades canadienses de Ottawa y Toronto, y en el Vaticano.
En junio del año pasado, Ben Rhodes, asesor adjunto de Seguridad Nacional de Obama, y Ricardo Zúñiga, asesor para América Latina, viajaron a Canadá para la primera de las nueve reuniones con sus homólogos cubanos.
Canadá no participó directamente de las negociaciones sino que jugó un papel de facilitador, similar al que desempeñó Omán en las negociaciones secretas entre Washington y Teherán.
Pero a principios de este año otro mediador poderoso ingresó forzosamente en el proceso con Cuba: el papa Francisco. El pontífice argentino le planteó a Obama la posibilidad de un acercamiento con Cuba en marzo, cuando el presidente de Estados Unidos visitó el Vaticano. Luego, en el verano, envió a Obama y Castro cartas instando a poner fin al congelamiento de décadas de duración.
Kerry, por su parte, realizó cuatro llamadas telefónicas en el mismo período con el canciller cubano, Bruno Rodríguez. Su planteo central fue que si algo le sucedía a Gross, de 65 años, las posibilidades de mejorar las relaciones con los EE.UU. habrían finalizado.
A partir de septiembre, los funcionarios estadounidenses y cubanos trabajaron en el Vaticano para finalizar el acuerdo. Las discusiones se desarrollaron prudentemente y culminaron el martes pasado en una conversación telefónica de 45 minutos entre Obama y Raúl Castro. Se trató del primer diálogo a nivel presidencial entre EE.UU. y Cuba desde que Fidel tomó el poder en 1959 y comenzó el embargo estadounidense en 1961.
El proceso fue muy similar al que permitió relajar las tensiones entre Estados Unidos e Irán el año pasado. En ese caso, Obama y el presidente iraní, Hassan Rohani, celebraron su propia llamada telefónica, lo que está llevando a un acuerdo nuclear histórico, con las discusiones más comprometidas entre ambos países desde Revolución Islámica de 1979 en Irán.
Mientras Obama hablaba por teléfono con su par cubano, Rhodes, Zúñiga y un puñado de asesores del mandatario festejaron en la Oficina Oval. La liberación de Gross, el intercambio de espías, la flexibilización de las sanciones comerciales estadounidenses y las promesas de ambos países de restablecer las relaciones diplomáticas fracturaron más de 50 años de operativos realizados por presidentes estadounidenses para aislar la isla o derrocar a Fidel y Raúl Castro.
Cuando el miércoles pasado Obama explicó en un discurso al país el nuevo camino que quería tomar con Cuba, Gross observó desde la Base Andrews en Maryland, a donde acababa de llegar desde Cuba. A su lado estaba Kerry, quien volvía de un viaje diplomático que incluyó una parada en el Vaticano.